Vistas de página en total

viernes, 27 de enero de 2012

Él no es perfecto. Tú tampoco lo eres. Y vosotros dos nunca seréis perfectos, pero si él puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces, y si él admite ser humano y cometer errores, no lo dejes ir y dale lo mejor de ti.
Él no va a recitarte poesía, él no estará pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de él que sabe que podrías romper.
No lo lastimes, no lo cambies, y no esperes más de él de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enfadar y extráñalo cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen los chicos perfectos, pero siempre habrá un chico que es perfecto para ti.
Tú no me necesitas. Tú necesitas tus porros, tu orgullo y tus conquistas para ganar autoestima. Tú quieres una chica que sólo haga lo que le pidas, no buscas amor y mucho menos enamorarte. Tú piensas que la vida no necesita sentimientos, que se trata de sobrevivir sin ellos. Tú adoras que te besen el cuello y te acaricien el pelo, pero eso sólo lo sé yo, porque no tengo ese orgullo, ni fumo, ni te beso los pies; porque para mí el amor es el noventa por ciento del vivir y el otro diez por ciento es relleno. Te encanta que te mire disimuladamente mientras tú te muerdes la lengua para no decir nada, pero de eso sólo se dará cuenta quien llegue a quererte. El problema es que no te dejas, y a mí… a mí ya no me quedan ni ganas ni tiempo para llegar a ti.
Quizás no sea la persona con la que sueñas. Tal vez haya otras mejores que yo, tal vez no soy yo quien te hace más feliz. Tal vez te suene atrevido, tal vez en este momento estés esperando por alguien que yo nunca podría ser… Todo queda en un “tal vez”, pero ¿qué más da? Si yo me he perdido en tu mirada… ¿Qué más da si esto suena ridículo? Me he propuesto conquistarte, quiero mostrarte que también suceden cosas buenas en nuestra realidad. Déjame hacerte feliz. Entra en mi vida… te abro la puerta.

sábado, 21 de enero de 2012

La mayoría no saben nada de las heridas, y la mitad no saben acabar de lamer con el suficiente tacto para que se cierren definitivamente. ¿Por qué debería de importarme?Claro que he amado más de 365 días, y no me he podido quitar a alguien de la cabeza, ni he podido comer, ni dormir, y he salido sólo para sentirme menos inútil. Yo a eso le llamo sentir, sentir al límite de cada exceso. Yo no odio a los hombres, tampoco a las mujeres; yo simplemente pertenezco a un colectivo que dista de la única diferencia que tiene esta sociedad entre los géneros. Nosotras putas y ellos unos cabronazos. Como si eso hubiese que asumirlo sin levantar la cabeza, sin replicar. No me da la gana asumir ciertas cosas, sólo porque la muchedumbre esté acostumbrada a eso. No soy de amigos de toda la vida, ni de echar de menos mi casa, ni mi habitación. Si estoy con él, me da igual que no lo entiendan. Por lo demás, no necesito a nadie que me diga lo guapa que estoy cuando llevo tres días sin dormir, ni necesito pensar siempre en el futuro. Me aterra ese tipo de rutina. Adoro la fugacidad del momento. Y si tengo que volver a caer cien veces más porque me agobio tanto pensándolo que necesito huir, lo haré, caeré, y estallaré. Pero siempre volveré arriba. A reinventarme para poder volver a empezar, engañándome o no. A excitarme con todas las pequeñas cosas que hacen que la vida cobre sentido.
Y es que no habrá un paraíso para cuando partamos. Y es que no habrá cielo ni infierno para nosotros. ¿Qué nos deparará? Si siempre estamos desesperados por encontrar la felicidad. Cuando tan sólo necesitamos mirar dentro de nosotros y sentir nuestro alma. Yo pienso que la vida es un cuento, que cuando llegas al final, una versión cinematográfica saldrá para volver a empezar.

-.

Alguien dijo alguna vez, que nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos. ¿Sabes? Yo soy de esas que siempre han dicho que no estamos locos, que sabemos lo que queremos. Que hoy daría el mundo por ti y mañana ni me acuerdo. Que ojalá no te hubiera conocido nunca, aunque sabes que es la mentira más grande que puedo decir; que ahora blanco y luego negro, pero el gris no está nada mal. Que te quiero pero te odio, y que no sé pensar sin recordarte, no sé. Yo a veces no reacciono, tú eres el que se debería dejar llevar. Dejarse llevar e ir a por aquello que te hace feliz. Que el tiempo corre demasiado deprisa, y lo único que no te va a gustar de la vida es que te va a parecer demasiado corta. Estás aquí para ser feliz, ¿me entiendes?
Pues nada más que decir.

-

Una sorpresa, un regalo, unas palabras bonitas, una mirada...pequeños detalles que nos hacen sonreír. Pero cuando pasa el momento la cabeza vuelve a nublar nuestros pensamientos con problemas. Automáticamente el cerebro se pone a buscar una solución, a lamentarse, a entristecerse. Porque nos empeñamos en no ser felices. Sin remediarlo siempre pensamos en negativo. Los momentos bonitos desaparecen pronto y acaban almacenados de cualquier manera en nuestra mente. Sí, somos masoquistas. Pero supongo que es otro fallo más del ser humano. No todo puede ser perfecto.
Pero yo he encontrado la solución perfecta. Huir. Correr muy deprisa, ganarle la carrera a los problemas. No importa que problema sea ni lo grande que pueda llegar a ser. Vamos a vivir el momento. Voy a sacar de ese baúl polvoriento de mi cabeza uno a uno esos mágicos momentos que me han regalado. Voy a vivirlos todos otra vez. Ahora son mis píes los que mandan. Corren y corren deprisa. Reviviendo todos esos grandes recuerdos. Tengo los ojos entreabiertos, cientos de caras conocidas reaparecen por mi mente al a velocidad de un rayo. Sonrío y abro energéticamente los brazos hacía fuera. El aire me despeina y hace que en mis mejillas haya un ligero toque de color. No quiero parar, no quiero dejar de recordar. Sólo quiero seguir sonriendo. Feliz. Como todos deberíamos ser. Y, tal vez, con más frecuencia.
Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables, porque lo improbable es por definición probable lo que es casi seguro que pase es que pueda pasar. Mientras haya una posibilidad, media posibilidad entre mil millones de que pase, MERECE LA PENA INTENTARLO.

sábado, 14 de enero de 2012

Salir, beber el royo de siempre.

Como el último sorbo de una copa, la última calada de un cigarro, o la última gota que cae en una tormenta. Efímero, gratificante y en ocasiones, perjudicial. Hablo de pactos bajo las mantas y de promesas en servilletas. Hablo de que cada recuerdo es una historia por contar, de que cada olor trae imágenes a la mente, y de que las imágenes valen más que cualquier tontería que yo te pueda contar. Hablo de olvidarnos del otoño de caídas, y de la primavera de renaceres. Reinventarnos poco a poco. Quemar la noche, y también el tráfico. Que me olvide del tiempo, y te escriba mil cartas, para que luego las leas en tu cama. Que las pegues en la pared, y escribas algún que otro verso en tu almohada. Hablo de jugar a ser originales, y también impredecibles.

lunes, 2 de enero de 2012

-Te quiero.
+(Ajám, me parece genial. Pero ¿qué quieres? ¿Que yo también te diga que te quiero? Mira, majo, te he dado muchísimas oportunidades, y tú siempre me has dejado tirada por otras. Siempre las has preferido a ellas antes que a mí. En realidad, a cualquiera. Preferías pasar la tarde con los subnormales de tus amigos y las furcias de tus "amigas" antes que sentarte en un sofá conmigo y ver una peli abrazados; preferías pasar la noche en una discoteca y que cualquier puta barata se te acercara y empezara a restregarse contra ti antes que mis besos al dormir. Preferías todo eso antes que estar conmigo. ¿Y ahora quieres que yo te corresponda tus "sentimientos"? Niño, no seas falso y vuelve a tu casa para que tu madre te eduque bien. A ver si escuchándola alguna vez cambias un poco esa actitud tan inmadura e irresponsable que tienes. Me das pena, joder. Vete a la mierda y no vuelva hasta que sepas lo que de verdad significa la palabra "amor") Y yo a ti...